26 d’octubre, 2011

El relato único (Miguel Romero)



“No ha llegado la Paz, ha llegado la Victoria”. La obra maestra de Fernando Fernán Gómez sobre la guerra civil, Las bicicletas son para el verano, terminaba con esta frase que era también una premonición de los sufrimientos que esperaban a los vencidos en la postguerra.

“Victoria” es la palabra que más se repite ahora tras el comunicado de ETA anunciando el cese definitivo de su actividad militar. “Victoria” de la democracia, del estado de derecho, de la unidad de los demócratas, de la firmeza, de “los cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado”, etc. Incluso los escasos periodistas que uno lee con gusto cada mañana, como Isaac Rosa o Ignacio Escolar, dejan de lado su mirada crítica y se incorporan al coro de la “Victoria”. 

Es una muestra de la extraordinaria fuerza del “consenso antiterrorista” instaurado durante estos años, que la única voz significativa disonante haya sido la de Amnistía Internacional, que no se ha sometido a ese relato único, en el que sólo cuentan los atentados de ETA y las víctimas de ETA, todas ellas ensalzadas por el hecho de serlo, hasta el punto que el diario Público encabeza el listado de víctimas de su contraportada con el nombre de Melitón Manzanas, un torturador sádico, un esbirro de la dictadura, por el que nadie decente derramó una lágrima cuando ETA lo mató en 1968.

Amnistía Internacional denuncia los “abusos graves [cometidos por ETA] contra los derechos humanos, entre ellos ataques directos e indiscriminados contra amplios sectores de la población” pero a continuación se dirige al gobierno español y le emplaza a que “garantice la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas por miembros de las fuerzas de seguridad y reforme la legislación y las prácticas antiterroristas que han causado esas violaciones o han contribuido a ellas”. Nadie bien informado puede ignorar que esas “violaciones” han tenido un carácter sistemático y se han agudizado con la ley de partidos, ese invento de Zapatero que inauguró sus servicios a la derecha española, aunque en su momento pasara desapercibido. Y todo el que quiera informarse de la situación de los presos de ETA puede hablar con sus familiares y saber que, bajo la actual Dirección General de Prisiones, se les aplica un régimen inspirado en el que Margaret Thatcher impuso a los presos del IRA (cuando lo vemos reflejado en la formidable película Hunger de Steve MacQueen todo el mundo se emociona… pero aquello está muy lejos y la pantalla no es la vida): despertándolos cada dos horas, reduciendo al mínimo su tiempo al aire libre y su higiene, cambiándoles constantemente de celda y de cárcel, impidiendo que las familias les hagan llegar libros o comida, obstaculizando al máximo el contacto con sus personas queridas…

La sociedad española, y la mayoría de la izquierda española no han querido saber nada de esta infamia. Y ahora como la infamia se ha mostrado eficaz, si hubiera que justificarla abiertamente se la justificaría. En nombre de la "Victoria".

Éste es el relato oficial. Y hay que construir un relato alternativo. Es verdad que la fiebre por el “relato” que ha llegado a la política desde el periodismo no es una buena aproximación a la realidad: la narración obscurece normalmente la información. Pero la historia moderna de este país está determinada por “relatos” que enturbian el conocimiento de la realidad y la memoria: el relato de la Transición, que sobrevive ahora en el relato de la "Victoria", es la mejor prueba de ello. Hay pues que dar una batalla en los relatos. Y, tal como la entiendo, es una batalla a contracorriente. Contra todas las corrientes.

Porque es verdad que la historia de ETA está llena de terror, crímenes y asesinatos. Es verdad que ETA ha ido destruyendo sistemáticamente sucesivas posibilidades de soluciones negociadas, en condiciones mucho más favorables que las actuales. Es verdad que ETA ha destruido también oportunidades de fortalecer corrientes de simpatía hacia la causa abertzale en sectores amplios de la izquierda española: la destruyó en Hipercor, y con el asesinato de Miguel Ángel Blanco, y con la serie criminal de los coches bomba hasta el atentado de la T4.

Es verdad que ha sido derrotada por el Estado, pero no por el Estado de Derecho, sino por el aparato de coerción del Estado, con la impunidad garantizada por el “consenso antiterrorista”. Derrotada sin paliativos, hasta en cuestiones simbólicas: apenas unas horas después de la emisión del video con los tres encapuchados, la policía informaba de sus nombres y su historial con todo lujo de detalles, ridiculizando así el siniestro ritual de las capuchas.

Pero no es verdad que ETA sea una banda de asesinos y criminales. Es una organización político militar integrada por militantes independentistas vascos. Como lo fue el IRA que ahora es reconocido en Gran Bretaña e internacionalmente como una organización respetable y, por cierto, no especialmente “alternativa” en sus objetivos, ni en su forma de hacer política. Si no se entienden los vínculos ideológicos y políticos de ETA con un sector muy amplio del pueblo vasco, no se entiende nada.

No se entiende en toda su dimensión la derrota de ETA, porque como muy bien ha señalado Petxo Idoyaga: “Frente a la imagen que a veces se ha diseñado mediáticamente de una sociedad vasca ‘pasota’ sobre la confrontación o sobre las víctimas de ETA, hay que decir que el caldo de cultivo para esta decisión de ETA ha sido ese estado activo de la opinión pública vasca, que alcanza a franjas importantes de todo el electorado del PNV, de la izquierda abertzale y del socialista. Esta es la clave para comprender lo que ha ocurrido”. Ese “estado activo” se ha ido oponiendo no sólo a los coches bomba y otras acciones armadas; también a que muchos ciudadanos vascos, cualquiera que fuera su ideología tuviera que vivir escoltado; también a la “socialización del dolor” que intentó amargarles la vida a familiares de los adversarios… Ese amplio rechazo social transversal ha acabado afectando a ETA, porque ETA es una organización política, no una mafia.

Tampoco se entenderá el previsible muy buen resultado que obtendrá Bildu el 20-N y que, hay que decir ya que será una magnífica noticia por su significado simbólico, más allá de lo que pueda pensarse o especularse sobre su futura dinámica política. Y será un excelente noticia, no sólo para Euskadi: si queda alguna posibilidad de reconstruir los puentes rotos entre la izquierda alternativa del exterior de Euskadi y la izquierda abertzale, va a depender en mucho del diálogo que pueda establecerse con los diputados de Bildu, si es que este diálogo entra en sus planes políticos. Por cierto, y para que no quede ninguna duda, esos puentes se rompieron por responsabilidad de ETA y sólo por su responsabilidad. Ramón Fernández Durán escribió textos muy acertados sobre este tema.

ETA ha pesado como una losa, política y moralmente, sobre no diré toda, pero sí la gran mayoría de la izquierda que ha tenido como seña de identidad, política y sentimental, desde los tiempos de la lucha contra la dictadura, la solidaridad con el pueblo vasco y el apoyo al derecho a la autodeterminación. Es verdad que el comunicado de ayer significa quitarse esa losa de encima y es natural sentirse aliviado, como saliendo de una grave enfermedad. Pero habrá que levantar muchas otras losas antes de que llegue una paz que merezca ese nombre y esas no las ha puesto ETA; se están colocando con el relato de la "Victoria".

Y el relato alternativo no es el del comunicado de ETA, que parece desconocer no sólo su derrota, sino las bases para reconstruir condiciones necesarias de vida en común de la ciudadanía vasca. Una vida en común que estará inmersa en conflictos sociales y políticos muy duros, propios de la crisis capitalista, bajo la violencia del mercado.

Será muy difícil que se pueda construir en ellos una izquierda antagonista con la fuerza social y política necesaria para derrotar al capitalismo. Hoy es muy difícil. Con ETA era imposible. A partir de aquí se puede, o quizás podemos juntos, escribir otro relato.

Miguel Romero es editor de VIENTO SUR


www.vientosur.org, 21 de octubre de 2011

20 d’octubre, 2011

APUNTES QUE PARA EL FUTURO DE LA HUMANIDAD Y EL MÍO NO SERVIRÁN PARA NADA (Víctor López)



            Releyendo Pedro Páramo el Analfabeto seguidor del nihilismo de Nietzsche se da cuenta de que hay muchas maneras de escribir y de resolver sobre el papel los negocios del alma y el corazón. Se acuerda del ingenio de las dobleces del siglo de oro español, del ejercicio erasmista e intelectual de Cervantes y ve muy diferente el hachazo al corazón de Rulfo, del lirismo de tempestades y meteorologías distintas que las que anillan las ideas y los traumas de la literatura española e hispanoamericana.
Quizá y sólo dice quizá, pasada la mentirosa y ficticia novela pastoril la novela española fue y es urbana. La gran literatura de Rulfo es de sensibilidad rural y directa con los oídos de las flores y la violencia, una literatura acurrucada en el pesimismo de las nadas y las palabras construidas con el eterno infierno. Sea como fuere, e incluso releyéndola para él es una literatura novedosa la de Rulfo que le aparta de la manera que tiene de leer los clásicos. (Hablar de clásicos). Rulfo es un escritor revolucionario. Cuenta con pasitos los silencios y las palabras que el Analfabeto no ha encontrado en otros mexicanos. Su literatura es la única que ha encontrado que suena inclinada a los huesos de Azuela.   

17 d’octubre, 2011

Intervención de Slavoj Zizek en Liberty Plaza, Nueva York






En el crack de 2008 se destruyó más propiedad privada, conseguida con gran esfuerzo, que si todos los presentes se pusieran a destruir día y noche durante semanas. Nos dicen que somos soñadores. Los verdaderos soñadores son aquellos que piensan que las cosas seguirán siendo como son indefinidamente. Nosotros no somos soñadores, sino los que estamos despertando de un sueño que se ha convertido en pesadilla. No estamos destruyendo nada, sino siendo testigos de cómo el sistema se destruye a sí mismo.
Todos hemos visto la clásica escena de los dibujos animados en la que un coche se acerca a un precipicio y sigue rodando ignorando que está sobre el vacío, y sólo cae cuando el conductor mira hacia abajo y se da cuenta de ello. Esto es lo que estamos haciendo aquí. Estamos diciendo a los chicos de Wall Street “¡eh, mirad abajo!”
En abril de 2011 el gobierno chino prohibió que apareciesen en TV, películas o novelas todas aquellas historias que hiciesen referencia a realidades alternativas o viajes en el tiempo. Esta es una buena señal para China, puesto que significa que la gente aún sueña con alternativas, así que hay que prohibir este sueño. Aquí no se piensa prohibir nada de eso, porque el sistema en el poder incluso ha suprimido nuestra capacidad para soñar. Fijaos en las películas que vemos todo el tiempo. Es fácil imaginar el fin del mundo, un asteroide que destruya el planeta y ese tipo de cosas. Pero no se puede imaginar el fin del capitalismo. Así que, qué es lo que hacemos aquí? Dejadme que os cuente un viejo chiste muy bueno de los tiempos del comunismo…
Un tipo de Alemania del Este fue enviado a trabajar en Siberia. Sabía que su correo sería supervisado por los censores, así que propuso a sus amigos establecer un código. Si la carta que enviase estaba escrita con tinta azul, entonces lo que en ella se dijera sería cierto y si estaba escrita con tinta roja sería falso. Transcurrido un mes sus amigos recibieron su primera carta. Estaba escrita por entero en azul y decía: todo es maravilloso aquí. Las tiendas están repletas de buena comida. Los cines pasan buenas películas occidentales. Los apartamentos son grandes y lujosos. La única cosa que no se puede comprar es tinta roja.
Así es como vivimos. Tenemos todas las libertades que queremos, pero nos falta tinta roja, el lenguaje con el que expresar nuestra no-libertad. La manera en que se nos enseña a hablar acerca de la libertad, la guerra, el terrorismo y demás falsifica la libertad. Y esto es lo que estáis haciendo aquí: nos estáis dando tinta roja a todos.
Pero hay un peligro. No os enamoréis de vosotros mismos. Lo estamos pasando bien aquí, pero recordad: los carnavales son baratos, lo que importa es el día siguiente. Cuando volvamos a nuestra vida normal, habrá cambios entonces? No quiero que alguna vez recordéis estos días como, “oh, éramos jóvenes y fue muy bonito”. Tened en cuenta cual es nuestro mensaje fundamental: que tenemos derecho a pensar alternativas. La regla se ha roto. No vivimos en el mejor de los mundos posibles, pero hay un largo camino por delante. Nos enfrentamos a cuestiones ciertamente difíciles. Sabemos lo que no queremos, pero, ¿sabemos lo que queremos? ¿Qué organización social puede reemplazar al capitalismo? ¿Qué nuevo tipo de líderes queremos?
Recordad: el problema no es la corrupción o la codicia. El problema es el sistema que os empuja a rendiros. Estad atentos no sólo a los enemigos, sino a los falsos amigos que ya están actuando para diluir este proceso. De la misma manera en que os dan café sin cafeína, cerveza sin alcohol o helado sin nata, tratarán de convertir esto en una protesta moral inofensiva.
La razón por la que estamos aquí es que estamos hartos del mundo que recicla latas de Coca-Cola, del mundo del capuccino Starbucks, del mundo que destina un 1% de la riqueza a los niños que pasan hambre. Ya no es suficiente para que estemos a gusto, después de que se hayan subcontratado la guerra y la tortura e incluso después de que las agencias matrimoniales subcontraten a diario hasta nuestra vida amorosa.
Podemos ver que durante un largo tiempo permitimos que nuestro compromiso político también fuera subcontratado. Lo queremos recuperar. No somos comunistas. Si el comunismo significa el sistema que colapsó en 1990, recordad que hoy esos comunistas son los capitalistas más eficientes y desarraigados. En China hoy tenemos un capitalismo que es aun más dinámico que vuestro capitalismo americano pero que no necesita democracia. Esto significa que cuando critiquéis el capitalismo, no os permitáis que os chantajeen con la idea de que estáis en contra de la democracia. El matrimonio entre la democracia y el capitalismo se ha acabado.
El cambio es posible. Así que, ¿qué es lo que consideramos posible hoy? Sólo hace falta seguir los medios. Por un lado, en lo que respecta a tecnología y sexualidad, todo parece ser posible. Puedes viajar a la luna. Puedes ser inmortal con la ayuda de la biogenética. Puedes tener relaciones sexuales con animales o lo que sea. Pero mirad el campo de la sociedad y de la economía. En ambos, casi todo se considera imposible. Quieres subir un poco los impuestos para los ricos, te dirán que es imposible, perdemos competitividad. Quieres más dinero para sanidad: te dicen, imposible; esto significa un estado totalitario. Algo falla en un mundo donde se te promete la inmortalidad pero en donde no se puede gastar un poco más para sanidad. Puede que debamos marcar nuestras prioridades directamente aquí. No queremos niveles de vida más altos. Queremos niveles de vida mejores. El único sentido en el que somos comunistas radica en que nos importan los bienes comunes. El bien común de la naturaleza. El bien común de lo que es privatizado por la ley de propiedad intelectual. El bien común de la biogenética. Por esto y sólo por esto debemos luchar.
El comunismo fracasó absolutamente. Pero los problemas de los bienes comunes están aquí. Te están diciendo que aquí no somos americanos. Pero los fundamentalistas conservadores que reivindican ser verdaderamente americanos, necesitan que se les recuerde algo. ¿Qué es el cristianismo? Es el Espíritu Santo. ¿Qué es el espíritu Santo? Es una comunidad igualitaria de creyentes que están conectados por el amor mutuo y que sólo tienen su propia libertad y responsabilidad para hacerlo. En este sentido el Espíritu Santo está aquí ahora. Y allí en Wall Street hay paganos que están adorando ídolos blasfemos. Así que sólo necesitamos paciencia. Lo único que me atemoriza es que un día nos vayamos simplemente a casa y después nos reunamos una vez al año, tomando una cerveza y recordando nostálgicamente el buen rato que pasamos aquí. Prometámonos que este no será el caso.
Sabemos que las personas a menudo desean algo pero no lo quieren realmente. No tengáis miedo a querer realmente lo que deseáis. ¡Muchas gracias!

10 d’octubre, 2011

10 estrategias de manipulación mediática (Noam Chomsky) + Cita de Rodolfo Walsh


1. La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

        2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

        3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

        4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

        5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

        6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos

        7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

        8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto

        9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

        10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.


“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando.
Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.

                                                                                                               Rodolfo Walsh