02 de juliol, 2011

Hacia la insurrección europea (Franco Berardi 'Bifo')



[Traducción: Diego L. Sanromán]

Europa es un producto de la mente

Primavera de 2011: Europa está al borde de la catástrofe porque el dogmatismo neoliberal impone el diktat de la clase financiera sobre los intereses de la sociedad. ¿Qué sucederá en los próximos meses, en los próximos años? En Italia estamos hasta tal punto (y es comprensible) concentrados en la bufonada que sigue representándose ante nuestros ojos que corremos el riesgo de pensar que el enemigo de la sociedad es Silvio Berlusconi, y que una vez nos libremos del bribón todo marchará decentemente. La realidad es muy diferente. El centro-izquierda, si es que logra vencer en las próximas elecciones, será, en manos de la clase financiera, un instrumento mejor afilado para llevar a término el crimen que se está cometiendo contra la civilización social.
El enemigo de la sociedad es el Banco central. Es el dogmatismo neoliberal el que está provocando una catástrofe sin precedentes.

En 1933, en su Discours à la nation européenne, Julien Benda escribe las siguientes palabras: “Construiréis Europa gracias a lo que digáis, y no a lo que seáis. Europa será un producto de vuestra mente, no un producto de vuestro ser. Y si me respondéis que no creéis en la autonomía de la mente, que vuestra mente no puede ser otra cosa que un aspecto de vuestro ser, entonces declaro que jamás construiréis Europa. Porque no existe un ser europeo”.
Benda afirma que no existe una identidad europea: ni étnica, ni religiosa, ni nacional. Ésta es la fuerza y la belleza del proyecto europeo. Afirma que Europa solo puede ser producto de nuestra mente. Yo quisiera añadir: producto de nuestra imaginación. Y es que el problema de Europa está hoy precisamente aquí: la clase dirigente europea, y también la intelligentsia europea, si es que algo semejante existe todavía, ha perdido toda visión, toda capacidad de imaginar el futuro, y solo es capaz de reafirmar los viejos dogmas fracasados de la acumulación capitalista, del crecimiento económico obligatorio y del beneficio financiero. Esto está conduciendo claramente a la sociedad europea hacia la catástrofe.

¿Qué fue Europa en el siglo pasado? Como previó Benda, fue el producto de una visión. En 1945, Europa fue la visión de una construcción política que superaba la oposición filosófica entre ilustración y romanticismo, la oposición entre Razón universal e identidad cultural. Era la visión y el sueño de un mundo de paz, el sueño de un proceso posnacional. Ésta fue la fuerza y el atractivo de la idea europea.

Después, en los años 70 y 80, Europa se convirtió en el proyecto de superar la oposición entre Este y Oeste, entre socialismo y valores democráticos. También fue la expectativa de prosperidad para todos. El levantamiento del 89 y la consiguiente unificación fue la realización de aquel sueño europeo.

La prosperidad ha sido el plano de identificación común de los viejos y los nuevos ciudadanos europeos. Pero cuando el declive del dominio occidental sobre la economía mundial ha empezado a poner en cuestión  la prosperidad europea, ¿qué ha pasado con las expectativas políticas de Europa? Europa, una vez contemplada por muchos pueblos como el símbolo de la esperanza y como un objeto de deseo, se ha transformado de improviso en un símbolo de opresión económica y en estandarte del empobrecimiento.

En un artículo publicado en el New York Times, cuando la crisis europea acababa de explotar, Roger Cohen observa que lo que resulta más inquietante de la situación no es tanto la perspectiva de un hundimiento financiero cuanto la ausencia de visión en las declaraciones de los líderes europeos. Lo único que son capaces de repetir es que hay que respetar los criterios de Maastricht, que hay que pagar las deudas y que los bancos han de ser protegidos a expensas de los salarios, de las pensiones y de la educación pública.

Visión o gobernanza

¿Dónde se encuentra el pensamiento creativo en el espacio europeo de nuestro tiempo? ¿Dónde están los creadores que puedan producir la visión y la imaginación que, según Julien Benda, son el prerrequisito vital de Europa?

Los pensadores son una especie extinta en Europa. El conformismo y el dogmatismo son los rasgos dominantes del discurso público. En los años 70, la filosofía francesa fue capaz de prefigurar la evolución del capitalismo neoliberal y la costrucción del control biopolítico sobre la vida social. Pero la última generación, la generación de los ex estalinistas-maoístas transformados en apologetas de la democracia de mercado, es incapaz de cualquier pensamiento creativo. Es una generación de arrepentidos y de cínicos.

Europa necesita pensamiento, y no dogmatismo servil.

Jürgen Habermas, hace algunos años, supo hacer una contribución basada en la generosa idea de que la comunicación es un espacio de diálogo abierto y una fuerza para la democracia. Pero la experiencia italiana de los tres últimos decenios ha venido a probar con creces lo contrario.
Niklas Luhmann supo conceptualizar la forma actual de la realidad europea, revelando de forma realista que el gobierno democrático ha sido sustituido por la tecnocracia y la gobernanza. ¿Cuál es el significado de este término, a menudo empleado como una fórmula mágica esotérica, enfatizado pero no explicado? Definiré la gobernanza como un poder basado en la información sin significado. Gobernanza es la palabra clave de la construcción europea: pura funcionalidad sin intención. Automatización del pensamiento y de la voluntad. Incorporación de conexiones abstractas en la relación entre organismo vivientes. Sumisión técnica de las elecciones a la concatenación lógica.

Europa es la perfecta construcción posmoderna, en la cual el poder se encarna en instrumentos tecno-lingüísticos de interconexión e interoperatividad.

La entidad europea fue concebida desde el inicio como una posibilidad de superación de las pasiones: nacionalismo, ideología, pasiones culturales, peligrosos signos de pertenencia. Ésta ha sido la contribución positiva de Europa a la evolución de la historia política, pero este espacio vacío de identidad se ha rellenado con el absolutismo del dogma económico.

La gobernanza es la sustitución de la democracia y de la voluntad por un sistema de técnicas automáticas que constriñen la realidad dentro de un contexto lógico que no puede discutirse. Estabilidad financiera, competitividad, reducción de los costes laborales, aumento de la productividad: la arquitectura sistémica de la Unión se basa en estos fundamentos dogmáticos, que no pueden ponerse en cuestión porque están incorporados al funcionamiento de los subsistemas técnicos de gestión. Ninguna enunciación o acción es operativa si no resulta compatible con las reglas incorporadas a los dispositivos tecno-lingüísticos de intercambio.

Insurrección europea, autonomía del cognitariado precario.

Hasta ahora nadie había puesto en cuestión la construcción dogmática y la ideología de la gobernanza, pues la prosperidad era un buen sustituto de la democracia. Pero ahora la situación parece dirigirse peligrosamente hacia el derrumbe y si Europa cae, las puertas de la violencia y del nacional-populismo están abiertas de par en par.

Dado que Europa no es una democracia y las decisiones no las toma nunca un organismo elegido democráticamente, ¿qué es lo que puede ocurrir en los próximos meses y años? El Parlamento europeo es un lugar puramente simbólico y no tiene influencia alguna sobre las decisiones del Banco Central, que es el único decisor real (o mejor: el intérprete de las reglas monetaristas encarnadas en la maquinaria de la gobernanza financiera). En consecuencia, el único modo de frenar la carrera hacia el abismo es la insurrección. Solo la insurrección europea puede despejar la niebla y los miasmas de la recesión, de la violencia, del empobrecimiento y del fascismo, y abrir una nueva historia que está al alcance de la mano.

La nueva historia se basa en la liberación de la potencia del intelecto general, de las potencias de la investigación y la innovación técnica, de la creación científica. Renta de ciudadanía, redistribución de la riqueza y expropiación de los recursos acaparados por las corporaciones financieras son las premisas de tal liberación.

En este punto, empezamos también a corregir cierto idealismo y cierto voluntarismo que pueden encontrarse en las palabras de Julien Benda, cuando dice que Europa será solamente la construcción de nuestra mente. Ahora sabemos que la mente no es algo que pertenece al individuo aislado, algo que actúa en un espacio abstracto. La mente es la red del trabajo cognitivo: intelecto general, núcleo de la producción social.

El trabajo intelectual está siendo atacado y el capitalismo financiero está tratando de desactivar la fuerza de millones y millones de cognitarios, que son el verdadero recurso de Europa. Los pueblos europeos se encaminan hacia la insurrección. Solo quien está obnubilado por el dogmatismo puede dejar de verlo. Lo que ocurrió en Londres y en Roma en diciembre de 2010, lo que ha ocurrido en España en mayo de 2011, lo que ocurre cada día en Grecia es solo el inicio de una onda que se expande e inevitablemente se radicalizará.

Nuestra tarea es organizar la insurrección. La insurrección está en las cosas.

Nuestra tarea es suscitar la conciencia de los precarios cognitivos, organizar su colaboración política e intelectual, hacer posible la autonomía de su actividad fuera de las reglas del mercado.
Para eso, debemos movilizar los recursos: dinero, espacios, instrumentos técnicos.
La insurrección es el proceso que dará al cognitariado precario la fuerza para obtener aquello que le es necesario.

2 comentaris:

  1. és difícil pensar res quan has de llegir aquestes expressions:

    crimen que se está cometiendo contra la civilización social

    catástrofe sin precedentes

    dogmatismo servil

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